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Mezquita de Granada
Imam: Sheij Muhammad Al Kassbi


Alhamdulillah.

Musulmanes, os encomiendo que tengáis Taqwa de Allah y que le obedezcáis.

Sabed, que Allah esté complacido con vosotros, que Allah fue generoso con su Profeta Muhammad, al que Allah colme con las mejores de las bendiciones, al enviarlo como selló de los Profetas y Mensajeros. Fue generoso también con sus seguidores, elevándolos por encima de las comunidades anteriores, gracias al papel desempeñado por el Profeta Muhammad.

Dice Allah: “Realmente Allah ha concedido una gracia a los creyentes al enviarles un Mensajero salido de ellos mismos que les recita Sus signos, los purifica y les enseña el Libro y la Sabiduría; ya que antes estaban en un extravío evidente”. (Ali Imran, 164).

El nacimiento de este Profeta es un don, un regalo, y como todo regalo requiere un agradecimiento, la forma de agradecerle esta inmensa gracia es mediante el recuerdo, el amor, la honra, el estudio de su vida, el conocimiento de sus nobles cualidades de carácter, conocer la Guía de la cual era portador… Ya que el éxito y el triunfo están estrechamente vinculados a respetar, amarle y apoyarle. Dice Allah: “Aquellos que creen en él, le honran, le ayudan y siguen la luz que fue descendida con él; ésos son los afortunados”. (‘Araf, 157)

¿Cuál es esta Guía? ¿Cuál es la luz de la que él era portador? Para comprender esto, vamos a observar lo que dijo uno de sus compañeros, Yafar Ibn Abi Talib, en una situación de dificultad y qué es una explicación clara y concisa de qué es la guía y como ellos la ponían en práctica.

Cuando emigraron los compañeros del Mensajero de Allah a Abisinia, país en el que reinaba An-Nayashi, un rey que seguía la religión de Isa Ibn Mariam, era una persona que trataba injustamente a nadie ni maltrataba a nadie aprovechándose de su posición de fuerza y poder.

Un grupo de musulmanes, emigró hacia allí, a la cabeza de dicho grupo se encontraba Yafar Ibn Abi Talib, pero la gente de Quraish, al enterarse se esto envió a dos emisarios, colmados de regalos para el rey y su corte, estos dos emisarios eran: ‘Amr Ibn al A’si y Abdullah Ibn Rabi’ah, conocidos por su gran elocuencia y su capacidad de persuasión.

Nada más llegar a Abisinia se dirigieron a ver al rey, al que entregaron sus regalos y le hablaron en los siguientes términos: “Oh Rey, ciertamente a entrado en tu pueblo un grupo de gente que se han separado de su Din y no han entrado en el tuyo. Traen con ellos un Din nuevo, que nosotros no conocemos y tampoco conoces tu. Por eso nos han enviado los más nobles de nuestra gente, para que a través de nosotros los expulses de tu tierra y los devuelvas con sus familiares, ya que los que nos han enviado son los que mejor les conocen, conocen sus debilidades y saben mejor que nadie que es lo que les conviene”.

Tras escuchar esto, el rey An-Nayashi, que como hemos dicho antes, era una persona justa mandó llamar a los musulmanes, y les dijo que hablaran. Yafar Ibn Abi Talib tomó la palabra y dijo: “Oh Rey, ciertamente éramos una gente que vivía en la ignorancia, adorábamos ídolos, comíamos carne muerta sin sacrificar, nos entregábamos a nuestras pasiones, rompíamos los vínculos familiares, maltratábamos a nuestros vecinos, el fuerte se aprovechaba del débil, ésa era nuestra forma de vida, hasta que Allah nos envió un Mensajero de entre nosotros mismos, del que conocíamos su linaje y su veracidad, su confianza y su indulgencia, nos llamó a Allah, para que le adoráramos únicamente a El, nos llamó a que dejáramos lo que adorábamos nosotros y nuestros padres, ídolos de madera y piedra, nos ordenó que fuéramos veraces en la palabra, que cumpliéramos con nuestras amanas, que mantuviéramos y estrecháramos los vínculos familiares, que tuviéramos buen trato con el vecino. Nos ordenó que nos alejáramos de las prohibiciones, del derramamiento de sangre, nos prohibió que siguiéramos nuestros apetitos, que habláramos que falsas palabras, nos prohibió apoderarnos de la riqueza del huérfano, acusar a las mujeres que hacen el bien, nos ordenó que adoráramos a Allah sin asociarle nada ni nadie, nos ordenó el Salat, el zakat y el ayuno. Le seguimos y creímos en él, le seguimos en la guía proveniente de Allah, sin asociar nada con El, nos restringimos aquello que se nos había prohibido, nos permitimos aquello que era lícito para nosotros. Pero nuestra gente nos persiguió, nos maltrató y nos castigó, nos dificultaron nuestros Din, intentaros hacernos volver a la adoración de ídolos en lugar de adorar a Allah, nos llamaron a volver a cometer los actos odiosos y deplorables que cometíamos antes del Islam. Nos persiguieron, nos atacaron, nos oprimieron y nos impidieron poner en práctica nuestro Din, pero eso huimos y nos refugiamos en tu tierra, te elegimos a ti entre otros similares en rango, esperando tu beneplácito y desando no ser castigados en tu reino”.

Tras escuchar estas palabras, que llegaron directamente a su corazón le dijo Al-Nayashi a Yafar: “¿Tienes algo de lo que es portador este Mensajero?” Y Tafar comenzó a recitar la Surat de Mariam. Surat en la que Allah describe a Mariam y a su jiho el Profeta Isa, se describe toda la situación por la que atravesó Mariam, como dio a luz a Isa, como éste se dirigió a su gente, aclarándoles que no era más que un siervo y Mensajero de Allah.

Tras escuchar estas aleyas dijo Al-Nayashi: “Por Allah, que esto que he escuchado, lo que trajo Musa y lo que trajo Isa no tienen diferencia alguna”. Y dirigiéndose a ‘Amr Ibn al A’si y Abdullah Ibn Rabi’ah les dijo: “Idos de aquí, por Allah que jamás expulsaré a esta gente de mi tierra” y ordenó a su corte que devolviera todos los regalos que le habían traído los Quraish.

Éste fue el resumen que hizo Yafar del Islam, ponedlo en práctica y aferraos a el, tal vez así Allah os de el éxito.

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Musulmanes, ciertamente el amor hacia el Mensajero de Allah, paz y bendiciones sean sobre el, es una obligación para todo musulmán, ya que el Iman del siervo no puede estar completo hasta que no se le ama.

Dijo el Mensajero, al que Allah colme de bendiciones: “No cree ninguno de vosotros hasta que no soy más amado para el que sus padres, sus hijos y el resto de la gente”.

Ciertamente uno de los signos del amor hacia el Mensajero de Allah es imitarle y aferrarse a su sunnah, seguir sus palabras y acciones, imitar su forma de actuar en la facilidad y en la dificultad, en los asuntos que le agradaban y en los que eran desagradables para el. Dice Allah: “Di: Si amáis a Allah, seguidme, que Allah os amará y perdonará vuestras faltas. Allah es Perdonador y Compasivo”. (Ali Imarn, 31)

Recordar al Mensajero de Allah, es también una de las causas de que se incremente en el corazón el amor hacia el. Parte de su recuerdo es conocer su vida, las situaciones y estados por lo que pasó, todo lo que le aconteció a lo largo de su vida, ya que es imposible amar a alguien si no se le conoce.

Otra de las causas para aumentar el amor hacia el, es hacer mucho salat por el y más aún cuando su nombre es mencionado. Dijo salla allahu alahi wa sallam: “El tacaño es aquel que cuando soy mencionado en su presencia no hace salat por mi”.

Oh Allah te pedimos que incrementes en nuestros corazones el amor hacia la mejor de las criaturas, tu Profeta y Enviado Muhammad salla allahu alahi wa sallam.

Wa salla Allahu ala Saydina Muhammad wa ‘ala alihi wa sahbihi wa sallam. Amín

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