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Mezquita de Granada
Imam: Hafid Ahmed Bermejo


Alhamdulillah.

Musulmanes, os exhorto a que tengáis Taqwa de Allah, Le obedezcáis, y os aferréis a una alta aspiración, a un alto anhelo, a una himma elevada.

Sabed, que Allah esté complacido con vosotros, que el Din del Islam, es un Din elevado, es el Din de la generosidad y la entrega, el Din del amor y la hermandad. En nuestro Din no hay sitio para la holgazanería, tampoco la ociosidad ni la desvergüenza; es por todo esto, por lo que nuestro Din del Islam nos llama a poner en práctica una cualidad que nos conduzca hacía el Jardín, que no es otra que una alta aspiración, una determinación elevada y una voluntad fuerte.

En un Hadiz, narrado por Hasan Ibn Ali que Allah esté complacido con ambos dijo: “Dijo el Mensajero, al que Allah colme de bendiciones: “Ciertamente Allah ama los asuntos elevados y honorables, y detesta los bajos””. (Rawahu At Tabarani)

En este Hadiz, encontramos una exhortación a cuál debe ser la himma de los musulmanes, a que debemos impregnarnos de aquello que ama nuestro Creador y Señor. Debemos desear lo mejor de los asuntos, los asuntos más elevados y nobles, ya que si ponemos esto en práctica estaremos purificando nuestro nafs, estaremos elevando nuestro grado, nos estaremos alejando de los asuntos bajos, despreciables, de los malas cualidades del ser humano. Dice Allah en Su Libro: “¡Por un alma y Quien la modeló! Y le infundió su rebeldía y su obediencia. Que habrá triunfado el que la purifique y habrá perdido quien la lleve al extravío”. (Ashams)

Musulmanes, ciertamente los asuntos más elevados, las metas más altas, solo las pueden alcanzar los que se esfuerzan para ello, tienen una alta aspiración y una elevada ambición. Todos sabemos que el Jardín está rodeado de cosas incómodas, de cosas difíciles de poner en práctica, ¿pero acaso nos rendimos o peleamos por ello?

Que Allah esté complacido con aquel que dijo: “La perfección del hombre se consigue a través de una aspiración (himma) que lo eleva y de un conocimiento que le da visión interior y lo guía. Los grados más elevados de la felicidad y del éxito se alcanzan mediante estos dos aspectos”.

La gente de himma mas elevada, de más alta aspiración, son aquellos que saborean la dulzura de Allah, que buscan Su complacencia y anhelan Su encuentro. Dice Allah: “Di: Que con el favor de Allah y con Su misericordia se regocijen, ello es mejor que cuanto reúnen.” (Yunus, 57)

La alta y elevada aspiración, es una cualidad noble, una característica completa, amada por los demás y reconfortante para el corazón. Los pájaros vuelan con sus alas y el creyente debe volar con su himma, con su aspiración, con su anhelo, ya que es la himma la que le lleva a la perfección y a los estados más elevados.

Ciertamente la alta aspiración y ambición, hacen que uno trabaje por alcanzar lo que desea, es un trabajo duro y dificil, pero sabe que los asuntos nobles, que los asuntos dignos de alabanzas son díficiles y en ocasiones desagradables de poner en práctica, tiene absoluta certeza de que el disfrute, el saboreo, la dulzura no se alcanzan sin antes haber atravesado dificultad y aspereza.

Dice Allah: "Porque es cierto que junto a la dificultad hay facilidad. Sí, junto a la dificultad hay facilidad. Así pues, cuando hayas acabado, esfuérzate por más y a tu Señor anhela". (94, 5)

Nuestro Din del Islam nos llama a tener una aspiración y ambición altas. Uno de los nombres de Allah subhanhu wa taala es: "al-'Ali" "El Altísimo, el Elevado". Dijo Ibn al Azir, que Allah esté complacido con el: "El Altísimo es aquel que por encima de Su rango no hay nada".

Nuestro Maestro Muhammad, salla allahu alaihi wa sallam, enseñó a sus compañeros a tener una himma elevada en todos sus asuntos, también en sus peticiones. Se ha transmitido en un Hadiz que el Mensajero al que Allah colme de bendiciones, dijo: “Si pedís a Allah, pedidle el Firdaus, pues es la parte más elevada del Jardín, y sobre él se encuentra el Trono del Misericordioso, y de él nacen los ríos del Jardín”

Nuestros deseos, nuestras peticiones no han de ser bajas, debemos buscar siempre lo mejor, tenemos que anhelar lo más elevado, no únicamente el Jardín, si no el Firdaus, la parte más elevada del Jardín, la parte de mayor disfrute del Jardín, lo mejor del Jardín.

Pero también tenemos que tener claro, que esta ambición y este anhelo debe ser buscando siempre lo correcto y lo que sea de mayor beneficio para nosotros. En una ocasión, el Mensajero, al que Allah colme de bendiciones le dijo a Rabi'atu Ibn Kab Al Aslami: "Pide oh Rabi'ah". ¿Cuál fue su respuesta, qué es lo que el pidió, cual era su mayor anhelo? ¿Acaso le pidió riquezas y posición en este mundo? ¡No! lo que le dijo fue: "Te pido estar en tu compañía en el Jardín".

Uno de los consejos de Umar Ibn Al-Jattab era: “No tengáis aspiraciones pequeñas, pues ciertamente no he visto nada que rebaje tanto al hombre como la caída de su aspiración".

Siempre debemos querer lo mejor, tanto de este mundo como del próximo, "Oh Allah danos lo mejor de este mundo y lo mejor del próximo". Esta es una petición que encontramos en el Corán,que tenemos que poner en práctica. Tenemos que aspirar a lo mejor de esta vida y a lo mejor de la próxima.

Ciertamente, hoy en día vemos que esto no esta presente en muchas ocasiones, o peor aún, que cierta gente confunde la himma con el orgullo, cuando la diferencia que existe entre ambos aspectos es abismal. La alta aspiración es una cualidad loable y digna de alabanza, propia de los Profetas y de los Salihun, una cualidad con la que se puede alcanzar el inmenso regalo del Jardín. Y el orgullo, la vanidad, la jactancia, es una cualidad deplorable, una enfermedad contagiosa que conduce a su poseedor al peor de los destinos.

De las cosas más hermosas que se han dicho acerca de la himma es: "Las almas nobles no se complacen de las cosas, excepto de las más elevadas, las mejores y las de consecuencias más dignas de alabanza. Las almas bajas giran alrededor de los asuntos más bajos y se arrojan sobre ellos como las moscas sobre los excrementos. Las almas elevadas no se complacen con la injusticia, la perversión, el robo y la traición porque son más grandes que todo esto, mientras que las almas despreciables son todo lo contrario".

Dijo uno de los Salaf as Salih: "El valor del hombre está en la medida de su aspiración: entre la gente los hay cuya aspiración es el polvo (thara), y los hay cuya aspiración son las Pléyades (thura)"

Musulmanes, tened taqwa de Allah, haced que vuestras aspiraciones sean por asuntos elevados, no caigáis en la bajeza ni en la injusticia con vosotros mismos, buscad siempre lo mejor, anhelad siempre lo mejor, haced que vuestra ambición sea elevada, y pedidle a Allah, desde lo más profundo de vuestros corazones, que os de lo mejor, tanto de esta vida como de la próxima.

"Rabbana atina fi dunia hasanatan, wa fil ajirati hasanatan, wa qina adhaba annar"

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Musulmanes, al mismo tiempo que buscamos una alta aspiración, debemos protegernos de caer en los deseos más bajos, ya que esto es una enfermedad que conduce a la depresión, a la angustia, a la falta de ambición, asuntos estos que son condenados y despreciables en nuestro Din. Esto causa una degradación y apatía en el ser humano que es difícil de curar, y desgraciadamente, es algo que está presente en nuestra Ummah en estos días.

¿Qué es lo que realmente queremos? ¿Queremos los asuntos elevados? ¿Queremos lo mejor de este mundo y del próximo? ¿Queremos el Jardín, o queremos el Fuego? Y una vez dentro del Jardín, ¿acaso no deseamos el Firdaus? ¿Queremos ser recordados por lo que hicimos o por lo que no hicimos? ¿Queremos dejar tras nosotros un legado que sea bueno para nuestros hijos, o no es ese nuestro deseo?

La respuesta a cada una de estas preguntas es personal, que cada uno se las haga a sí mismo, en la intimidad, que intente responderslas; y una vez lo haya hecho, que intente aplicarlo de la mejor manera posible, con plena y absoluta confianza en Allah, ya que El todo lo puede y todo lo da, El es el mejor de los guardianes.

Ciertamente la himma se eleva de diferentes maneras; la primera y más importante es un Iman fuertemente arraigado en el corazón, en el que poder confiar y al que aferrarse. Una aquida clara, sin confusión, sabiendo qué es lo en lo que crees. La recitación del Corán, la reflexión y el entendimiento de sus palabras. Conocer y estudiar la vida de los Profetas y de los hombres rectos que nos han precedido, para así poder imitarles y poner en práctica su ejemplo. Recordar a Allah constantemente, sea cual sea la manera en que se haga, pero que lo lleves en tu corazón. Du'a, pedir a Allah que te de una himma elevada para así poder aspirar a los asuntos más elevados. Alejarse de todo aquello que te pueda conducir a la oscuridad y a la ingratitud por los regalos de Allah. Una compañía que te eleve, que sea buena para ti, que cuando los veas te hagan recordar a Allah y te hagan desear lo mejor de esta vida y de la próxima. Dar con generosidad, para así poder comprobar que la provisión proviene de Allah y no hay que tener miedo. Intercambiar consejos entre los musulmanes, consejos sinceros con una intención clara y correcta. Aceptar y poner en práctica estos consejos, ya que el hacerlo será beneficioso.

Todo esto son formas con las que se puede conseguir aumentar la himma; pero por mucho que se pongan en práctica, por mucho que se persevere a la hora de aplicarlas, jamás serán efectivas si en el rincón más recóndito de nuestros corazón no aceptamos que todo viene de Allah y que a El hemos de volver.

Te pedimos Allah, Tú que eres el Generoso entre los generosos, que nos des una alta aspiración, que hagas que nuestra ambición sea elevada, que nos des la fuerza necesaria para querer lo mejor en esta vida y en la próxima.

Wa salla Allahu ala Saydina Muhammad wa ‘ala alihi wa sahbihi wa sallam. Amín

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