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Mezquita de Granada
Imam: Sheij Muhammad al Kassbi

Alhamdulillah.

Musulmanes, os exhorto y a mi mismo a tener taqwa de Allah, el éxito está en Su camino y obediencia.

Sabed, que el Mensajero, al que Allah colme de bendiciones, hizo el Hayy una sola vez, tras la hiyra, y a este hayy se le conoce como el hayy de la despedida.

Un año antes de este viaje, había enviado a otro grupo de musulmanes, a la cabeza del cual se encontraba Abu Bakr Assidiq para realizar la peregrinación. Con ellos viajaba también Ali Ibn Abu Talib, con el cometido de recitar a la gente congregada, musulmanes y no musulmanes, el comienzo de la Surat At Tawba, y exhortarles a que no entrarán en el Jardín más que los creyentes, que después de ese año, no haría el hayy ningún mushrik, que no circunvalaría la casa nadie desnudo (pues esta era una práctica habitual en la yahilia) y que aquel que tuviera algún pacto con el Mensajero, este sería respetado.

El día cinco de Dhul Hiyya del año décimo de la hiyra, el Mensajero, al que Allah colme de bendiciones salió de la ciudad de Medina dirigiéndose hacia Meca, con más de cien mil de sus compañeros, hombres y mujeres.

Les enseñó los ritos y las sunnas del hayy, y se dirigió a la gente en ‘Arafah con un discursó en el que transmitió las bases del Islam. Este era el final de la Yahilia.

Comenzó este discurso diciendo: “Oh gente, escuchad mis palabras, pues no se si me volveré a reunir con vosotros después de este año en este mismo lugar”. La primera cosa que clarificó en contra de la yahilia fue la asociación con Allah, pues el era el portador de la palabra de la unidad. Informó a la gente que su origen y su final es uno, que todos eran iguales en las responsabilidades, obligaciones y derechos en la sharia del Islam. Aclaró que la preferencia de unos sobre otros no se debe respecto a la nacionalidad, procedencia, tribu o color, si no que es mediante la más elevada cualidad, que es la taqwa de Allah.

Dijo el Mensajero, al que Allah colme de bendiciones: “No hay preferencia de un árabe sobre un no-árabe, y de un no-árabe sobre un árabe, ni de un blanco sobre un negro, ni de un negro sobre un blanco excepto por la Taqwa. La gente proviene de Adam, y Adam proviene de la tierra”.

También informo de la inviolabilidad de la riqueza, el honor y la sangre de los creyentes. Dijo: “Ciertamente vuestra sangre, vuestra riqueza y vuestro honor son sagrados para vosotros, como es sagrado este día, este mes y este lugar hasta el día que os reunáis con vuestro Señor. ¿He transmitido?” “Si”. Dijo: “¡Oh Allah, atestígualo!. Que los presentes transmitan a los ausentes, pues es posible que el que recibe tenga más comprensión que el que transmite, no os volváis después de mi kuffar cortándoos la cabeza los unos a los otros”.

Tened temor de Allah siervos suyos, escuchad las palabras del Mensajero de Allah, reflexionad sobre ellos, intentad ponerlas en práctica a lo largo de vuestras vidas y tomadlo como un ejemplo al que seguir en cada una de vuestras acciones.

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En el día de ‘Arafah, Allah reveló la aleya en la que dice: “Hoy os he completado vuestra práctica de adoración, he culminado mi bendición sobre vosotros y os he aceptado el Islam como práctica de adoración”.

Esta aleya indica que Allah, subhanahu wa ta’ala, había finalizado ya la transmisión del Din, y no permite a ninguna de las criaturas que añada o reste algo a esta práctica de adoración, no hay más halal que lo que Allah y Su Mensajero han hecho halal, y no hay más haram que lo que Allah y Su Mensajero han hecho haram.

Dijo el Mensajero al que Allah colme de bendiciones: “Allah os ha ordenado asuntos, cumplidlos, os ha prohibido asuntos, alejaos de ellas, y ha permanecido en silencio en otros asuntos como misericordia para vosotros, no por olvido”.

El silencio de la Sharia en algunos asuntos, no es por olvido, es para dar amplitud al creyente, aquello que ha ordenado o ha prohibido la sharia, no tiene más sabiduría que aquello sobre lo que no se ha transmitido su juicio. Juzga aquello que Allah ha ordenado, lo que Allah ha prohibido y que ha permanecido en silencio.

Nadie puede permitir aquello que Allah ha prohibido, y nadie puede prohibir lo que Allah ha permitido. Esto es algo que desgraciadamente vemos muy presente en nuestros días, y que está conduciendo a la Ummah a un estado de extravió y perdición del que pedimos a Allah que nos libre.

Wa salla Allahu ala Saydina Muhammad wa ‘ala alihi wa sahbihi wa sallam. Amín

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