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Mezquita de Granada
Imam: Shej Muhammad Al Kassbi

Alhamdulillah.
¡Musulmanes! Os encomiendo, a vosotros y a mí mismo, a que tengáis temor de Allah, el Altísimo, porque en el temor de Allah se reúne todo bien y es el origen del valor y de la nobleza del ser humano.
Muchas personas temen a cualquier cosa excepto a Allah. Temen el calor y el frío, el hambre y la pobreza, y temen las enfermedades, en algunos casos, hasta el punto de estar obsesionados con ellas; pero, sin embargo, se adentran en los actos de desobediencia, en las faltas, en las maldades y en las cosas que Allah ha prohibido, sin ningún cuidado ni precaución, olvidando, o fingiendo olvidar, que Allah retira de aquellos que tienen temor de Él todo lo que les perjudica y que Él, el Altísimo, no castiga a sus amigos creyentes, sino que los pone a la prueba para elevarlos y purificar sus faltas.
A veces los pones a la prueba con desgracias y otras veces colmándolos con sus favores, a veces a través de la acción y del Yihad y otras veces impidiéndoles obtener cosas que incluso son permisibles, o probándolos en sus riquezas y en sus proles, para distinguir al creyente del no creyente, el sincero del mentiroso, el bueno del malo. La paciencia abre las puertas del alivio y levanta la prueba y por allí llega la victoria.
Hay muchas aleyas en el Corán y muchos hadices que dan testimonio de ello. Nos limitaremos aquí a indicar lo que ocurrió a los hijos de Israel cuando fueron afligidos por la división y la dispersión, y experimentaron la humillación y la ofensa.
Para liberarse de la opresión de sus enemigos que les habían masacrados, expulsados de sus hogares y convertidos en esclavos, pidieron a su Profeta Samuel de nombrar un rey entre ellos para luchar en el camino de Allah contra sus enemigos. Pensaban así de poder recuperar su gloria y sus tierras y lo que perdieron a causa de los excesos cometido con respeto a la herencia que recibieron de sus profetas.
Samuel les informó que Allah, el Altísimo, había elegido a Talud (Saúl) como rey para ellos. Talut no era uno de los hijos de la familia de la que solían salir los reyes – la tribu de Judá – sino que era un joven descendiente de Benjamín, uno de los hijos de Jacob, y ni siquiera poseía una gran riqueza. Por estas razones se extrañaron de esta elección aunque Allah lo había elegido y favorecido por encima de ellos otorgándole conocimiento y fuerza física.
Preguntaron entonces a sus Profeta: ¿Cual es la señal de su soberanía? Y Samuel les contestó que iba a volver a traer el Arca llevada por los ángeles. Y ocurrió este milagro y se les hizo volver la Torá.
Cuando finalmente el ejercito de Talut salió de expedición para encontrarse con los kuffar, después de una larga marcha, los soldados empezaron a sentir sed y se encontraron con un río. Talut les dijo: “El que beba de su agua no será de los míos y el que no la pruebe o tome solo un poco con la mano será de los míos”. Todos, a excepción de unos poco, bebieron satisfaciendo a su sed.
Talut preparó este examen para saber quien en su ejercito obedece y quien desobedece, para saber quién entre ellos tiene una fuerte determinación y puede aguantar la sed y quien tiene una determinación débil y desiste rápidamente.
No se quedaron más que trescientos trece hombre, todos ellos valientes. Un numero exiguo respeto al ejercito del enemigo, hasta el punto que algunos de ellos empezaron a dudar que un ejercito así pequeño pudiera derrotar a un ejercito tan grande. Pero la victoria no viene del número o de las municiones, sino que viene de Allah y su puerta es el Iman y la paciencia.
Cuando los dos grupos se enfrentaron, el profeta Daud, que todavía en aquel entonces no había recibido la profecía, se encontraba en el ejercito de Talut, siendo un joven pastor, y tenía certeza que el Iman es la verdadera fuerza. Así Daud derrotó en campo abierto a Yalut (Goliat), que aparte de ser un gran guerrero, tenía también una corpulencia física extraordinaria.
La soberanía pertenece a Allah y la da a quien quiere.


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El Imam al-Qurtubi, cuyo comentario hemos seguido para explicar estas aleyas, es un hombre que vivió en el siglo VII de la hégira y tenía una gran inquietud para los musulmanes de aquella época. Se aferraba enérgicamente a la Sunna de su Profeta, que Allah le dé Su gracia y paz, y se quedó muy afectado por lo que había pasado a los musulmanes en su país. Era un hombre comprometido con las ciencias de la sharia y recibió su conocimiento de muchos Sheijs.
Después de haber comentado las aleyas de la historia de Talut dijo: “Así tenemos que actuar. Sin embargo las acciones equivocadas y las intenciones corruptas nos impiden hacerlo hasta el punto que un gran número de musulmanes llega a ser derrotado por un número exiguo de enemigos, como hemos podido ver en varias ocasiones, debido a los errores cometidos por nosotros mismos.
En el Sahih del Imam Bujari se relata que Abu Dardá dijo: “En realidad solo luchamos con nuestras acciones”.
Hay también una transmisión según la que el Profeta dijo: “¿A caso no se os provee y no se os da la victoria más que por los débiles?"
Las acciones están corruptas y los débiles abandonados, la paciencia es escasa, la entrega débil y el temor de Allah ha desaparecido.
Dice Allah, el Altísimo, en Su libro:
"¡Vosotros que creéis! Sed pacientes, tened más aguante (que vuestros enemigos), manteneos firmes y temed a Allah para que podáis tener éxito" (Sura de la Familia de Imran, 200)
"Y abandonaos a Allah si sois creyentes" (Sura de la Mesa Servida ,23)
"Es cierto que Allah está con los que temen y con los que hacen el bien" (Sura de la Abeja,128)
"Es cierto que Allah ayudará a quien Le ayude" (Sura de La Peregrinación, 40)
"¡Vosotros que creéis! Cuando tengáis algún encuentro con una trupa, sed firmes y recordad mucho a Allah para que así podáis tener éxito" (Sura de los Botines de Guerra, 45)
Estas son las verdaderas causas y condiciones de la victoria y no se dan entre nosotros. De Allah somos y a Él hemos de volver con las desgracias y los sucesos que nos acontezcan. Así que no queda del Islam más que su recuerdo. Ni queda del din sino su forma externa a causa de la aparición de la corrupción y de las abundantes prevaricaciones y de la escasez de guía, hasta el punto que, el enemigo, se ha apoderado de nosotros tanto en oriente como en occidente, tanto por tierra como por mar, se ha difundido la fitna y se ha hecho difícil sostener las pruebas y no está inmune de las faltas sino aquel con el que Allah ha tenido misericordia.
Wa salla Allahu ala Saydina Muhammad wa ‘ala alihi wa sahbihi wa sallam. Amín.

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