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Mezquita de Granada
Imam: Shej Muhammad Al Kassbi

Alhamdulillah.
¡Musulmanes!, os encomiendo, y a mi mismo, a que tengáis taqwa de Allah. Sabed que el Islam es el Din que abarca todas las dimensiones y aspectos de la vida, no hay en él separación entre las prácticas de adoración y el comportamiento diario. Tampoco entre el conocimiento y la acción.

El objetivo de los actos de adoración es limpiar y purificar el nafs y afianzar la conexión del musulmán con su Señor y el vínculo con sus hermanos musulmanes. Esto se puede percibir en todos y cada uno de los ritos y prácticas de la Sharia del Islam.

El Salat que es el más importante de los pilares del Islam, después del Tawhid de Allah, es un medio poderoso para purificar el ser interno del hombre. Por la oración el musulmán se distancia de la indecencia y de la maldad. El Żakat es un medio muy eficaz para purificar el alma humana de la tacañería, y por él se incrementan la armonía y la concordia entre los corazones de la gente. Por medio del ayuno el hombre se ejercita en la paciencia y se fortalecen en él las cualidades que pertenecen al temor y consciencia de Allah (taqwa) y a la virtud y acción recta (birr). Por lo que se refiere al Haŷŷ (la Peregrinación) ejerce un efecto extraordinario en la corrección del carácter y en el adiestramiento de la conducta. Por el Haŷŷ se completan las nobles cualidades que el resto de las prácticas del Islam imprimen en el corazón del musulmán. Así dan sus frutos las ‘ibadat y así ofrecen sus resultados útiles, siempre que la intención de quien las realice sea pura y recta. Sin embargo, cuando estas acciones se realizan como simples hábitos rutinarios y sin presencia, son como un cadáver sin espíritu y no proporcionan ni frutos ni resultados beneficiosos.

Por esto podemos ver con claridad cómo las malas cualidades de carácter conducen al hombre a su destrucción, por muchas acciones de adoración que realice. Y por otro lado, una proporción muy pequeña de acciones de ‘ibadat (adoración) correctas, sinceras y con intención fuerte, cuando van acompañadas de buen carácter y noble comportamiento le garantizan al hombre la salvación y el éxito.

Relató Abu Huraira, que Allah esté complacido con él, que el Mensajero de Allah, Paz y bendiciones de Allah con él, dijo: “¿Sabéis quién es el que está en la bancarrota?”. Dijeron: “Entre nosotros se considera que está en bancarrota el que no tiene ni un dirham, ni posesión alguna”. Dijo: “En mi comunidad el arruinado que está en bancarrota es aquel que se presentará en el Día del Levantamiento con sus Oraciones, su Ayuno y su Żakat, y al mismo tiempo se verá que insultó a éste, que calumnió a aquél, que se apropió injustamente de la riqueza de aquel otro… Entonces se le dará a aquél parte de las buenas acciones que traía y se le quitarán a él, cuando, cuando se le hayan acabado las buenas acciones y aún no haya saldado todas sus cuentas, entonces se les quitarán a ellos de sus faltas y se le cargarán a él… hasta que se vea arrojado al Fuego”. (Hadiz transmitido por Imam Muslim)

Este hadiz nos explica con toda claridad cuál es la verdadera bancarrota, y ésta consiste en no haber guardado las buenas obras y no haber impedido que se pierdan. Quien no tiene riqueza, o tiene poca, puede que la gente le llamen ‘arruinado’, en bancarrota… pero sin embargo él no es el verdadero arruinado en bancarrota, pues este asunto se terminará cuando muera y puede que esa situación cambie durante su vida y encuentre facilidad, después de haber estado en estrechez. Pero el que padece una bancarrota real es el que se ha mencionado en el hadiz. Ése es el que sufre una ruina y una destrucción verdadera, después de haber realizado acciones rectas, y sin embargo no las resguardó ni las protegió. Entonces sus buenas acciones se emplearán como multas para pagar las deudas que ha contraído y cuando se le acaben las buenas acciones que tenía en su haber se le cargarán en ellas malas acciones de los otros que lo hundirán en la desgracia y le harán ser arrojado al Fuego, esa sí que es la perdición manifiesta.

Por consiguiente musulmanes, tened taqwa de Allah y poned todo vuestro empeño en proteger y guardar todas vuestras acciones rectas que tienen valor duradero.

Y tened mucho cuidado de ejercer la tiranía en la Tierra sin razón y de no violar los derechos legítimos de los demás y con ello seréis de los que tienen éxito.


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Las alabanzas a Allah Señor de todos los mundos. Nuestro Profeta, Paz y bendiciones de Allah con él, instruía a sus Compañeros y a su comunidad en la taqwa de Allah y en apartarse de lo prohibido y en el respeto de los derechos legítimos de los demás.

De igual manera que el musulmán está obligado a cumplir con Allah y darle a El lo que Le es debido, igualmente está obligado a cumplir con los derechos de los esclavos de Allah. El Salat, el Żakat y el Ayuno son algunos de los derechos que Allah tiene sobre Sus siervos. El respeto a los hombres, abstenerse de insultarles, de calumniarles y ofenderles, el respeto a su riqueza y la abstención de apoderarse de ella, y el respeto a su vida y a su integridad, y la abstención de derramar su sangre, son derecho de los hombres.

El musulmán debe guardarse del castigo de Allah, gloria a El, en lo referente a los derechos de Sus siervos.

Si los seres humanos recapacitaran sobre el significado de este hadiz y extrajeran de él sus consecuencias, su conducta mejoraría mucho y la sociedad disfrutaría de unas relaciones que estarían regidas por el afecto y la compasión, y muchas de las enfermedades sociales que les afligen se impedirían. Sabrían que el rico de verdad es quien se presente el Día del Levantamiento con sus buenas obras guardadas sin haberlas perdido, es decir por haberlas cumplido con sus deberes con Allah Enaltecido y por haber cumplido con sus deberes hacia sus hermanos.

A Allah pedimos que nos inspire nuestro proceder por un camino recto y virtuoso; y que nos de Su ayuda para tener éxito, acertar, y llegar a salvo hasta la meta en nuestra vida en este mundo, y en la Próxima. Que Allah bendiga a Su Siervo y Mensajero Muhammad. Y a su familia, y sus nobles compañeros y a todos cuantos les siguen con sinceridad hasta el Último Día.

Wa salla Allahu ala Saydina Muhammad wa ‘ala alihi wa sahbihi wa sallam. Amín.

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