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mezquita de granada
Imam: Shej Muhammad Al Kassbi


Alhamdulillah.
¡Musulmanes! Os exhorto a que tengáis taqwa de Allah. La taqwa de Allah es la dulzura del creyente en la tumba, su apoyo en esta vida, su prueba en el Ájira (lo que viene tras la muerte).

Sabed que entre las cualidades del Profeta Muhammad, al que Allah colme de bendiciones, se encontraba cumplir los pactos, la lealtad. La llevaba a cabo en el trato con Su Señor, en el trato con su familia y sus compañeros e incluso con sus enemigos. Cumplía los pactos establecidos con Su Señor y los llevaba a cabo de la mejor manera que se puede hacer, cumplió con la transmisión del Mensaje procedente de El, sin quedarse ni un ápice para si mismo. Transmitió a la gente el Dín correcto y les guió hacia el camino recto.

Del mismo modo también cumplía sus promesas o sus pactos con su familia y esposas, incluso después de haber fallecido ellas. No olvidó a Jadiya ni su lugar elevado, ya que ella le defendió, le ayudo y le apoyo gastando en él su riqueza y su fuerza en los momentos de estrechez y dificultad máxima. Y el Mensajero siempre la recordaba con palabras de bondad, mantenía el vínculo con los familiares de ella y trataba bien a las que habían sido sus compañeras.

Y es por todo esto por lo que en una ocasión dijo Aisha que Allah esté complacido con ella: “No sentí celos de ninguna de las esposas del Mensajero, al que Allah colme de bendiciones como los sentí de Jadiya, y eso que no la vi jamás, pero el Mensajero la recordaba abundantemente y en ocasiones sacrificaba un animal, lo cortaba y lo repartía entre las amigas de Jadiya”

El Mensajero al que Allah colme de bendiciones, era leal con sus cercanos. No olvidó jamás el trató que tuvo con el su tío Abu Talib, que lo cuidó y lo protegió desde que tenía 8 años, tras la muerte de su abuelo. El Mensajero era consciente de esto y se esforzó en guiarle hacia el bien cuando estaba a las puertas de la muerte y le dijo: “Oh tío mío, di: la ilaha illa Allah e intercederé por ti gracias a eso ante Allah y entrarás en el Yannah”. Pero los compañeros de Abu Talib le impidieron que aceptara el Islam y murió en el Shirk. El Mensajero entristeció mucho por esto y dijo: “Yo le perdono por no hacer aquello que algunos le impidieron aceptar”. Y tras esto Allah reveló la aleya de prohibición de perdonar a los mushrikin.

Toda la gente con la que tuvo trato el Mensajero de Allah recibió su parte de lealtad proveniente del Profeta.

¡Musulmanes! Ciertamente cumplir los pactos es una de las grandes y nobles cualidades de carácter, pues es un signo de la nobleza del nafs y la pureza del corazón.

La gente necesita ayuda mutua, y esta colaboración sólo puede ser completa si entre ellos existe la lealtad y se cumplen las promesas. Pues ciertamente si esto no se pone en práctica se corromperán los corazones y perjudicarán a la sociedad.

No existe diferencia a la hora de ser leal entre los musulmanes y los que no lo son. Relató Maimun Ibn Mihran: “Hay tres en los que los musulmanes y los kafir son iguales: aquel al que prometes algo, cúmplelo, ya sea musulmán o kafir, pues ciertamente las promesas pertenecen a Allah. Y aquel que tenga un familiar cercano, que estreche el vínculo con el ya sea musulmán o kafir. Y si alguien te encomienda una amana, cúmplela, ya sea musulmán o kafir”.

El Mensajero al que Allah colme de bendiciones contaba el incumplimiento de las promesas y los pactos como signos de los munafiqun. Dijo salla allahu alaihi wa sallam: “Los signos del hipócrita son tres: cuando habla miente, cuando promete no cumple y cuando se confía en el traiciona”. (Rawahu Al Bujari y Muslim)

Ciertamente lo que vemos que ocurre hoy en día de separación entre las personas y las familias, y que se propaguen las fitnas y las guerras, todo ello si lo miramos en perspectiva, nos damos cuenta de que proviene de haber incumplido los pactos y las promesas.

Y a Allah le pedimos que guíe nuestros corazones, y que nos haga ser de los que cumplen las promesas y nos aleje y nos protege de ser desleales y de traicionar e incumplir nuestras promesas.

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Musulmanes, ciertamente el Mensajero al que Allah colme de bendiciones, educó a su ummah en el cumplimiento de las promesas y en no traicionarlas.

Dijo Abdullah Ibn Amr: “Vino el Mensajero al que Allah colme de bendiciones a nuestra casa siendo yo un niño pequeño, y cuando le vi entrar yo me dispuse a salir a jugar. Dijo mi madre: “Ven Abdullah, que te voy a dar algo”. Y dijo salla allahu alaihi wa sallam: “¿Qué es lo que le quieres dar?” Dijo ella: “Le voy a dar un dátil”. Y dijo el Profeta: “Has de saber que si después de llamarle no le hubieras entregado nada, se te escribiría una mentira”.

La educación en la lealtad con los pequeños ayuda a llevar una vida pura y fácil.

El Mensajero al que Allah colme de bendiciones, ordenó cumplir las promesas incluso con los animales. Prohibió a la gente engañar a su montura haciendo ver que tenían algo de comida con ellos para que acudieran a el, ya que esto es un engaño e incumplimiento de la promesa.

Allah subhanahu wa taala nos ha enseñado como cumplir los pactos y preservar la riqueza. Ha hecho que cada obligación de la Sharia tenga su tiempo. El Salat tiene un tiempo establecido, del mismo modo que el ayuno, el Zakat, y el Hayy también tienen su tiempo establecido. Aquel que retrase el Salat de su tiempo sin necesidad estará siendo injusto, pues ciertamente estará siendo una persona de iman débil y poca himma.

La hombría de cada persona le ha de llevar a cumplir con sus pactos y a tratar a los demás como quisiera que le trataran a el, y a no perjudicar a los demás del mismo modo que no le gustaría que le perjudicaran a el.

Es obligatorio para el creyente no tomar una promesa si sabe que no va a ser capaz de cumplirla. Tened temor de Allah siervos suyos, cumplid vuestro pacto con Allah llevando a cabo sus obligaciones, y cumplid vuestro pacto con todos los seres humanos, ya que estas son cualidades de los muminun salihun. Y a Allah le pedimos que nos haga ser de ellos.

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