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mezquita de Granada
Imam: Sheij Muhammad Al-Kassbi

Bismillah Ar-Rahman Ar-Rahim

Alhamdulillah.

Sabed que la vida del hombre en este mundo no es nunca estable ni fija, sino que está en constante alternancia entre la facilidad y la dificultad y el hombre está sometido a la prueba de los regalos unas veces y otras veces por las desgracias y los contratiempos. Esto obedece a una sabiduría que el Señor de los mundos posee y sólo Él conoce. Y no es que los dones, la facilidad y las bendiciones de la vida sean signo de preferencia y aceptación ni tampoco es señal de que uno padezca estrecheces, penalidades y desgracias de castigo y maldición.

“El hombre cuando su Señor lo pone a prueba tratándole con generosidad y con bendiciones dice: “Mi Señor me ha honrado”. Y cuando le pone a prueba limitándole su provisión dice: “Mi Señor me ha rechazado”. No”. (Surat Al Fajr)

La razón y la sabiduría de esta alternancia en la fortuna del hombre es para permitirle al hombre ser agradecido con los favores y las bendiciones y demostrar paciencia en la adversidad.

La gratitud tiene tres pilares. La gratitud del corazón que es la humildad del agradecido a su Benefactor, y el reconocimiento del beneficio y la gracia del Dador en lo oculto del corazón y la fijeza en el corazón del amor por Él. El segundo pilar es el agradecimiento de la lengua que consiste en relatar y mencionar expresamente y citar con alabanzas y elogios al Benefactor. El tercer pilar es el agradecimiento de los miembros. Este se manifiesta por medio de la obediencia a Allah, poseedor de Poder y Majestad. Y corresponder a los dones agradecidos en la medida que merecen. Y no empleando estos miembros más que en la obediencia a Su Señor.

La gratitud no es completa si no es cumpliendo con los tres pilares y los dones y las bendiciones no se hacen duraderas excepto por la gratitud.

Dice, glorificado y exaltado: “Si sois agradecidos os incrementaré”. (Surat Ibrahim)

Quien reconoce en su corazón los regalos de Su Señor y Le elogia con su lengua siempre los ve aumentar y acrecentarse en su vida.

Se relata que Daud, paz sea con él, dijo: “¡Señor mío! ¿Cómo puedo agradecerte si mi agradecimiento es un regalo más que tú pones en mí?”. Dijo Allah, glorificado y exaltado: “Ahora me has sido agradecido, Daud”.

Es decir, cuando te has dado cuenta de que no has podido agradecer del todo cuantas bendiciones recibes.

Las bendiciones de Allah con Sus siervos son innumerables y sus regalos incontables. No hay quien pueda enumerarlos y por tanto el hombre no alcanza nunca a agradecerlos lo suficiente.

Dice Allah: “Si intentarais contar los dones de Allah no podríais enumerarlos”. (Surat Ibrahim)

Es decir, no le es posible al hombre -aunque lo intente- alcanzar a enumerar, listar y contar todos los beneficios y dones que Allah le ha concedido. La vista y el oido y su complexión y su figura y los rasgos de su cara e infinidad de regalos relacionados con su constitución física y las provisiones de su sustento.

Y la más grande de todas las bendiciones: la guía del Islam. Por otra parte, no es de asombrarse que cada bendición sea envidiada. Cuanto más grande y más significativa es una bendición más envidiosos tiene.

La envidia es un defecto maligno y la señal de que el que lo porta (el defecto de la envidia) es bajo y miserable es que el envidioso no se preocupa del bien. Por su incapacidad e impotencia tiene envidia de quien ha sido bendecido con cosas o cualidades buenas que disfruta o con las que tiene éxito mientras que el envidioso carece de ellas. Y el envidioso anhela que el afortunado, a quien Allah le favorece con Sus bendiciones, las pierda y que sea, como él, un arruinado.

Dice el Exaltado: “Muchos de la gente del libro desearían que renegarais de vuestra fé y os volvierais incrédulos, por envidia de sus almas después de habérseles manifestado claramente la verdad. Se indulgente y perdona hasta que llegue Allah con Su Mandato. Allah tiene poder sobre todas las cosas”. (Surat Al Baqara)

El envidioso es enemigo de la bendición, deseoso de que el afortunado la pierda como el que carece de ella.

El envidioso desea la degradación del prójimo para que se iguale a él en su ruina. Esto no es nada desconocido ni ajeno para todo aquel que tenga intelecto y observe la realidad.

Ahora bien, la paciencia es una noble cualidad que adorna al siervo y que se divide también en tres categorías:

- Restringirse a uno mismo de caer en la angustia, la desesperación, la queja y fortalecer al propio corazón en aceptar lo decretado por Allah y lo ordenado en Su Sharia.

- La segunda, contener la lengua de expresar queja a la creación (a otros).

- Y la tercera, la contención de los miembros y los sentidos de cometer los actos que no debe, como el golpearse, rasgarse las vestiduras o tirarse del pelo, y otras expresiones de desesperación propias de la era de la ignorancia.

Es decir, la paciencia se manifiesta de tres maneras: tener paciencia (abstinencia) de no caer en las cosas prohibidas, tener paciencia en cumplir con las obligaciones y tener paciencia ante las adversidades.

“Tener paciencia (abstenerse) de caer en las cosas prohibidas, es más fácil que tener paciencia del Castigo de Allah”.

La paciencia es una noble cualidad que gira en torno a estas tres formas y casos. Si uno completa los tres aspectos de la paciencia, su paciencia es perfecta y disfruta de los deleites de esta vida. Y disfrutará de la dicha de la próxima vida. El éxito de disfrutar en ambas vidas no lo consigue más que el que cruza el puente de la paciencia, de la misma manera que nadie entra en el Jardín si no es a través del puente del Sirat.

La paciencia tiene una posición en el Iman semejante a la que tiene la cabeza en el cuerpo: Si desaparece la paciencia desaparece el Iman, si se elimina la cabeza se ha eliminado el cuerpo entero.

El Iman tiene dos mitades, la mitad es paciencia y la otra mitad es gratitud. “Ahí hay signos para todo paciente agradecido”. (Sura de los poetas)

A nadie se le ha dado un don mejor y más beneficioso que la paciencia. Allah no pone a prueba a Su siervo creyente para causarle destrucción sino que le pone a prueba para examinar su paciencia y su servicio sincero (ubudiya). Si tiene paciencia, la prueba se convierte en un regalo y se convierte en uno de los siervos de Allah sinceros a los que Shaytan, maldito y lapidado, no puede sobreponerse ni tiene poder sobre ellos. Pero el hombre está también sometido a las tribulaciones de los deseos y apetitos de su persona y a las insinuaciones de Shaytan, maldito sea.

El Shaytan, maldito y lapidado, es el enemigo principal que acecha al hombre para destruirle, que le domina y le causa daño cuando se olvida de Allah y se aparta de su obediencia y se dedica a seguir sus pasiones y apetitos. Y también tiene presa fácil en el que se aleja de la comunidad de los musulmanes.

Dijeron algunos de los musulmanes de la primera comunidad: “No ha ordenado Allah una cosa a la que el Shaytan no insinúe una inspiración, o bien hacia traspasarla o bien a no cumplirla”, le da igual al Shaytan, maldito y lapidado, cual de las dos elijas con tal de imponerse.

Pero Allah el glorificado y exaltado tiene abierta Su puerta para quien se arrepiente y se vuelve hacia Él. Si el hombre se vuelve a Allah, Allah se torna hacia él y le libera de su enemigo y le protege de sus artimañas y si Allah quiere hacer bien a un siervo le abre la puerta de Su tawbah (perdón) y le muestra los defectos de su propia persona y le concede Su misericordia.

El reconocimiento de los propios defectos le hace a uno avergonzarse ante Allah y sentir temor de Él. Cuando se reconocen, por el otro lado, los dones de Allah eso es causa de amor por Él y el anhelo de cuanto hay junto a Él. De tal modo oscila el corazón entre temor y esperanza y se sitúa el hombre entre los que invocan a Su Señor con temor y con anhelo.

Una de las señales del amor por Allah y el reconocimiento hacia Él es honrar lo que Él ha ordenado y abstenerse de lo que Él ha prohibido, cumpliendo con los actos de obediencia que Él ha ordenado y apartándose de las acciones malvadas que Él ha prohibido y siguiendo el modelo de conducta de Su mensajero, la paz y bendiciones sobre él.

“Dí: “Si amais a Allah seguidme, Allah os amará y os perdonará vuestros errores. Allah es Perdonador y Misericordioso””. (Sura Al Imran)

* * * * * *

Alabanzas a Allah. El éxito es para los que tienen taqua. No hay enemistad más que para los opresores.

“Oh, los que creeis; buscad ayuda en la paciencia y en la oración. Allah está con los que tienen paciencia”.

Wa Sallalahu ala Saydina Muhammad
wa ala Saydina Ibrahim fil alamina
innaka hamidun mayid.

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