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Mezquita de Granada
Imam: Sheij Muhammad Al Kassbi

Alhamdulillah
¡Musulmanes! ¡Os encomiendo que tengáis taqwa de Allah!

Dijo Umar Ibn al Jattab, que Allah esté complacido con él, a quienes estaban sentados junto a el un día: “Confiad y esperad en que se realicen vuestros anhelos”. Dijo alguien: “Yo anhelo y deseo que esta casa fuera mía llena de oro y la gastaría en el camino de Allah” Dijo Umar: “Decid cual es vuestro anhelo”. Dijo otro: “Mi deseo sería que esa casa fuera mía y estuviera llena d perlas o de piedras preciosas y la gastaría en el camino de Allah y daría sadaqa de ellas”. Dijo Umar: “Por lo que a mi respecta, mi mayor deseo sería que esta casa estuviera llena de hombres como Abu ´Ubaidah ibn Al Yarrah (del calibre de Abu ´Ubaidah)”.

¿Quién era este Abu ´Ubaidah? Fue uno de los diez a quienes el Profeta, paz y bendiciones de Allah, les anunció el Jardín y uno de los primeros en aceptar el Islam. Es indudable que en él se encarnaban las virtudes y las cualidades que hacían que Umar deseara ver a muchos como él y de su mismo calibre. Cuando Umar estaba en los momentos de su muerte dijo: “Si estuviera aun con vida Abu ´Ubaidah lo habría designado al cargo de vuestros asuntos (como califa)”.

El Profeta al que Allah bendiga y conceda paz, dijo: “Todas las comunidades humanas tienen un hombre de confianza (Amin) y el amin de esta ummah es Abu ´Ubaidah Ibn Al Yarrah”.

De aquí deducimos que la confianza de Abu ´Ubaidah en el desempeño de sus responsabilidades era, de sus muchas cualidades, la más destacada y notable.

En la batalla de Badr vio a su padre entre las filas del ejército enemigo de los paganos de Meca. Su padre se abalanzó sobre él para matarle y Abu ´Ubaidah se defendió y le causó la muerte, apresurándose sin titubear y temiendo que fuera otro quien tuviera que matarle.

En la batalla de Uhud su actuación fue heroica y valiente. Cuando vio como corría la sangre por el rostro del Mensajero de Allah mientras decía: “¿Cómo puede tener éxito un pueblo que hiere la cara de su Profeta cuando el les llama a Su Señor?” y cuando Abu ´Ubaidah vio como dos anillas de hierro de la malla de su casco se habían clavado en su cara no puedo soportarlo y con sus dientes mordió una anilla y la sacó, y al hacerlo se le arrancó uno de sus dientes y cuando quiso arrancar la segunda anilla clavada en la mejilla del Profeta perdió otro de sus dientes.

Cuando llegó a Medina una delegación yemení de la región de Nayran y le pidieron al Profeta que les enviara, para regresar con ellos, a un hombre de confianza, les dijo: “Os enviaré a un hombre de toda confianza, del que puede uno fiarse con toda certeza, con toda certeza”. Al escuchar este elogio todos los sahaba confiaban que cada uno de ellos fuera el elegido y que fuera acerca de él de quien pudiera decirse ese testimonio verdadero y esa fortuna.

Dice Umar Ibn Al Jattab: “No he deseado nunca la autoridad como la desee aquel día, con la esperanza de que recayera sobre mi el nombramiento. Así pues me dirigí a la oración de duhur con mucha antelación. Cuando el Mensajero hubo terminado la oración, pronunció el salam y miraba a derecha e izquierda y yo me estiraba para que me viera. Y sin embargo su mirada no reparaba en mi, hasta que cuando vio a Abu ´Ubaidah Ibn Al Yarrah, le llamó y le dijo: “Vete con ellos y haz justicia con la verdad en sus diferencias”, y Abu ´Ubaidah marchó con ellos”.

Un día entró en presencia de Abu ´Ubaidah una persona y lo encontró llorando y le dijo: “¿Que te hace llorar Abu ´Ubaidah?” “Estoy llorando porque recuerdo las palabras del Mensajero de Allah un día cuando mencionó las victorias que Allah dará a los musulmanes y citó Ash Sham, (Siria y Palestina) y dijo: “Si Allah te da vida suficiente tu lote de esclavos será triple: un siervo que te servirá a ti, uno que viajará contigo, y un siervo que servirá a tu familia. Tu lote en materia de monturas será también triple: una montura para viajar, una montura para llevar tus equipajes y una montura para tu sirviente”. Y ahora yo veo como mi casa se ha llenado de esclavos y mis establos están llenos de caballos, ¿cómo puedo yo ir al encuentro del Mensajero de Allah después de todo esto cuando el nos encomendó que “el más amado para mi y el más cercano a mi será aquel que se reencuentre conmigo en el mismo estado en que yo le deje”?”.

Tened temor de Allah musulmanes y sabed que las cosas más valiosas que Allah le da a Su siervo, pues después de ellas no sentirá ninguna tristeza ni pesar por nada de este mundo, es lo que dijo el Mensajero de Allah, paz y bendiciones de Allah: “Hay cuatro cosas que si las posees no te importará carecer de cualquier otra cosa en este mundo: veracidad en la palabra, cumplir lo encomendado (amana), buen carácter y comer de lo puro y lícito (halal)”. Hadiz relatado por Abdullah Ibn Amar y transmitido por Ahmed)

La amana, cumplir y honrar la confianza depositada, es uno de los cuatro elementos que no se pueden cambiar por nada de este mundo.

Allah habla bien de sus siervos afortunados, los que tendrán éxito, que alanzaran el alto rango del Firdaus y cuando enumera sus cualidades y características incluye el cumplimiento de las promesas y el cabal respeto a lo encomendado.

“… y aquellos que cumplen con sus encomiendas y con sus promesas…” (Surat al Muminun, 8)

Cuando una persona es capaz de guardar lo encomendado, lo hace con el cercano y con el extraño, con el musulmán y con el kafir. El creyente no actúa con deslealtad ni traición, ni siquiera con quienes son bien conocidos por practicarlas.

El Profeta, paz y bendiciones de Allah sean con el, solía decir: “Dale lo encomendado a quien te lo encomendó y no traiciones a quien te traicionó” (Hadiz relatado por Anas Ibn Malik, transmitido por Al Thirmidhi)

Cuando la confianza desaparece de la vida de los hombres, entonces su existencia y sus transacciones y su vida social, se corrompen y se propaga el engaño, el fraude, el incumplimiento de las promesas y compromisos.

La situación en que nos encontramos los seres humanos en esta época es un buen exponente de ello. Las transacciones están hoy dominadas por el engaño, el fraude y el incumplimiento de promesas y de compromisos, a excepción de aquellos a quienes Allah favorece con Su Misericordia. ¡Y que pocos son!

Cuando la vida social y las transacciones de todo tipo están dominadas por la amana, la confianza y el cumplimiento de lo encomendado, y cuando cada uno cumple con sus promesas y sus responsabilidades, tanto si es un quintal de oro como si es un dinar, pues Allah ha ordenado que se le entreguen a sus legítimos poseedores las cosas encomendadas y ha prohibido que se traicione a Allah y a Su Mensajero, entonces hay seguridad, prosperidad y justicia.


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Musulmanes, la amana en su sentido más amplio, abarca en su significado todo cuando el hombre puede desarrollar en su vida, en asuntos mundanos y en su din, en sus palabras y en sus actos y se extiende tanto a los actos de adoración a Allah como a las relaciones y transacciones humanas.

La amana en la adoración consiste en obedecer a Allah con sinceridad y pureza de intención, y siguiendo los pasos de Su Mensajero, poniendo en práctica Sus ordenes y absteniéndose de Sus prohibiciones, temer a Allah en lo oculto y en lo manifiesto.

Si sólo temes a Allah en lo público y manifiesto y lo desobedeces en secreto, eso se llama riy´a, ostentación, hacer las cosas para que otros te vean, esto es el shirk menor.

La amana en las transacciones consiste en actuar con los demás como te gustaría que actuaran ellos contigo, con honestidad, claridad y respetando sus derechos, relacionados con el dinero o con todo lo demás, sea cual sea la cosa o responsabilidad que se te haya encomendado.

La amana entre esposos es proteger la riqueza y los secretos del otro. No revelarlos ni exponerlos a otros.

También existe la amana entre compañeros y amigos. Cuando te confían algo reservado y privado que no desean publicar a todo el mundo no es propio de la amana exponerlo y desvelarlo.

Dijo el Mensajero de Allah: “Cuando un hombre habla con otro y después mira a los lados, esta indicando que se trata de una amana”. (Hadiz relatado por Yabir.

Existe la amana también en la venta, en la compra y en el alquiler. El vendedor no debe engañar al comprador rebajando la cantidad o el peso u ocultando defectos o deficiencias o la ambigüedad en las características del producto. Tampoco es lícito al comprador engañar al vendedor devaluando su precio acordado o negándose a pagar o demorando los pagos cuando tiene medios para hacerlo. Tampoco el arrendador tiene derecho a defraudar al arrendatario con detrimento o disminución de la cosa alquilada y del mismo modo, el que alquila no tiene derecho a defraudar al propietario negándose a pagar, incumpliendo los plazos de su pago o rebajando su pago de la casa, tienda o vehículo o maquinaria o cualquier cosa alquilada.

La amana también ha de estar presente en las transacciones de representación o agencia. El agente debe actuar con la mejor conducta, la más favorable para quien le contrata, y no le es lícito engañar a quien le ha empleado ni cuando vende, ni cuando compra.

Tened temor de Allah siervos de Allah y guardad aquellas cosas y asuntos y responsabilidades que Allah os haya encomendado y hacedlo cumpliendo con la confianza depositada en vosotros, con integridad y sinceridad.

“Allah os ordena que entreguéis las amanas encomendadas y se las devolváis a sus legítimos dueños” (Surat An Nisa, 58)

Y que Allah bendiga al Profeta Muhamad, a su familia y a sus nobles compañeros.

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