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mezquita de Granada
Imam: Shej Muhammad Al Kassbi

primera parte:
Alhamdulillah
Musulmanes, os encomiendo que tengais taqua de Allah, pues esa ha sido la recomendación de Allah para los antíguos y para los contemporáneos. Sabed que Allah invita a sus siervos a su Casa Inviolable para honrarlos, y que responden a Su llamada los que están bien guiados y rechazan la invitación los desgraciados. Por lo que se refiere a quienes tienen una excusa, para ellos no existe reproche.

Dice Allah, El Altísimo: “Llama a los hombres a la peregrinación. Para que vengan a ti a pie y montados en todo tipo de cabalgaduras desde cualquier remoto camino”. (Surat Al Hayy, 27).

Allah ordenó a Ibrahim, la paz sea con él, que llamara a los hombres al hayy, la peregrinación. Los creyentes respondieron, teniendo en cuenta la obligación de obedecer a Allah, con la expresión: “Labbaik Allahumma labbaik, labbaika la sharika laka, labbaik,…”. (A tu servicio ¡oh Allah! A tu servicio. Tu no tienes asociado. A tu servicio. Verdaderamente que a Ti te pertenecen las alabanzas y Tu eres poseedor de la soberanía, Tu no tienes asociado).

Por otro lado, quienes pudiendo realizar el hayy rechazan la invitación, por negligencia o por desidia, cometen una falta enorme. Más aun, quienes dejan de responder y además lo niegan y lo rechazan conscientemente.

Dice Allah, El Altísimo: “Los hombres tienen la obligación con Allah de peregrinar a la Casa, si encuentran medio de hacerlo. Y quien se niegue…Ciertamente Allah es Rico con respecto a todas las criaturas”. (Surat Ali Imran, 97).

Por consiguente, a quien Allah le haya agraciado y tenga medios y condiciones adecuados para hacer la peregrinación, le corresponde apresurarse. Antes de que le surjan impedimentos que le vayan a impedir realizarla.

Dijo el Profeta, la paz y las bendiciones de Allah sean sobre él: “Quien tenga la intención de realizar la peregrinación que se apresure, pues es posible que el hombre enferme o que pierda el animal de montura con el que contaba y que le surjan imprevistos”. (Hadiz que relató Abdullah Ibn Abbas y transmitió At-Tirmidhi).

También dijo, la paz y las bendiciones de Allah sean sobre él: “Apresuraos a realizar el hayy, pues ninguno de vosotros sabe que puede surgirle”. (Hadiz transmitido por Imam Ahmed).

Así pues, aquel a quien Allah le haya puesto las cosas fáciles, y le haya concedido salud y medios económicos debe disponer de ellos. Lo que el Profeta, la paz y las bendiciones de Allah sean con él, menciona acerca de la aparición de impedimentos lo estamos viendo en la realidad de nuestro tiempo. En muchos países, los musulmanes tienen buena salud y riqueza y, sin embargo, se ven impedidos de poder peregrinar debido a otras causas. Sin embargo, en la tierra en la que vivimos todavía es fácil y aún no padecemos esas limitaciones, por ello damos gracias a Allah. Por tanto, quien tenga las condiciones y requisitos, que los emplee para cumplir con el pilar de la peregrinación. Cualquiera de vosotros no sabe que le depara el día de mañana.

Nuestro Profeta, que Allah le bendiga y le dé paz, realizó su hayy una sola vez, en el último año de su vida “la peregrinación de la despedida”. Y en él pronunció su famosa jutba conocida como la jutba del wáda, el discurso de la despedida”. Entre las cosas que dijo, estaban las siguientes: “!Hombres! Escuchad mis palabras, pues no sé si volveré a reunirme con vosotros después de este año, en este lugar, nunca más”.

Y en estas palabras se percibe que él ya sentía su marcha de este mundo en un tiempo corto para reunirse con su Señor y por eso sus palabras fueron profundas, cargadas de preocupación, interés y amor por su comunidad, sinceras y llenas de consejo, con el mayor celo de procurarle a su comunidad la felicidad.

Siguió diciendo: “!Hombres! Vuestra sangre y vuestras riquezas y vuestro honor son sagradas entre vosotros hasta el día en que os reunáis con vuestro Señor, del mismo modo que son sagrados este día, en este lugar y este mes”.

Estos son los derechos del hombre, los verdaderos “derechos humanos”. La sangre del musulmán es haram para el musulmán, la riqueza del musulmán es haram para el musulmán, excepto si se toma con su consentimiento. El Profeta, que Allah le bendiga y le dé paz, clarifica que la balanza de la verdad con la que se pesarán los actos de los hombres en el Día del Levantamiento, es la balanza de la taqua (tener temor de Allah). No será la balanza de la riqueza, ni de la fama, ni de la posición social. Todas esas cosas no tendrán ningún valor en la transacción del hombre con su Señor. Y las pretensiones de la época de la ignorancia, y las cosas de las que los hombres presumían en ella, son todas vías de acceso al Fuego.

Dijo el Mensajero de Allah, que Allah le bendiga y le dé paz: “Allah os ha librado de la ignorancia de la yahiliya y del orgullo por vuestro linaje y por vuestros antepasados. Los hombres son de dos tipos: el creyente que se guarda por temor de Allah y el degenerado que sufrirá el infortunio. Sois descendientes de Adam y Adam procede de la tierra”. (Hadiz transmitido por Al-Bazzar).

¿Acaso se dan cuenta los hombres, y son conscientes de que la valía del ser humano se mide por su sometimiento a su Creador? ¿Es consciente el hombre de que no vale nada sino es por el Islam? El hombre, cuando no se somete a Allah, llega a ser más bajo que los animales.

Después dijo: “Verdaderamente que todas las prácticas y costumbres de la época de yahiliya han quedado suprimidas, bajo mi pie. La sangre derramada en los tiempos de yahiliya queda suprimida, la usura de la era de yahiliya queda eliminada, y la primera usura que doy por eliminada y abrogada es la usura de mi tio Al Abbas Ibn Abdul Muttalib. Todo ello queda invalidado”.

Aquí, el Mensajero de Allah, que Allah le bendiga y le dé paz, anuncia que todas las prácticas que eran causa de orgullo y costumbres y tradiciones de la época de la ignorancia, como esclavizar a los hombres y las leyes falsas e injustas…todo ello lo declaró invalidado bajo sus pies. Él lo declaró suprimido y abrogado. Mencionó que había prohibido la usura por mandato de su Señor. Es suficiente factor de rechazo y abominación de la práctica de la usura, el hecho de que la usura acrecienta la riqueza del rico a costa de los apuros y necesidades de los pobres y aumenta la pobreza de los pobres. Y este asunto se ha convertido en un tema dominante en nuestra época. Hay naciones que se sirven de los procedimientos usureros para someter y esclavizar a naciones pobres, haciéndolas permanecer ligadas a ellas en una relación de dependencia prolongada. La economía que se sustenta sobre las prácticas de la usura, el ansia de ganancias sin restricciones, no puede durar por mucho tiempo, pues se fundamenta en la injusticia y el dominio parasitario de unos sobre otros. Lo mismo ocurre a nivel de los individuos. Algunos se dedican a la usura sin preocuparse de nada, no preguntan sobre cuales son los límites y las normas de la Sharía y del Dín en sus transacciones. Y, sin embargo, nuestro Profeta, que Allah le bendiga y le dé paz, dijo: “Un dirham ganado con usura, del que se alimenta una persona, es para Allah un delito más grave que treinta y seis actos de fornicación”. Y también dijo: “ La usura tiene setenta y dos formas, la más leve es como fornicar con la propia madre”.

¿Puede haber una amonestación más severa y puede imaginarse una condena más elocuente de la usura que esta? Otras palabras del Mensajero de Allah, que Allah le bendiga y le dé paz, en su jutba del wadá o jutba de la despedida, fueron las siguientes: “Os encomiendo que tratéis bien a las mujeres”.

Él, la paz y las bendiciones de Allah sean con él, estaba dando un rango de honor y respeto a la mujer, que había padecido una condición miserable durante la época de yahiliya. El Islam le otorga respeto y dignidad a la mujer como hija, como esposa, como hermana y como madre. Acerca de la hija, dice, la paz y las bendiciones de Allah sean con él: “No habrá hombre de mi comunidad que se ocupe de la crianza de tres hijas o de tres hermanas y las trate con bondad, sin que ello sea una barrera que le proteja del fuego”. Y acerca de la esposa, dijo: “Los mejores de vosotros son los que mejor tratan a las mujeres de su casa. Y yo soy el mejor de vosotros con sus mujeres”. Y acerca de las madres, dijo: “Allah os exhorta a honrar a vuestras madres”. Y lo repitió tres veces. Y a un hombre que quería participar en una expedición militar dejando a su madre, le dijo: “Quedaté con ella, pues a sus pies está el Jardín del Paraíso”. Y a otro le dijo: “Quedaté con ella, pues el Jardín está bajo sus pies”. Pero esto no es todo. La mujer en la ley del Islam tiene exactamente la misma consideración que el hombre en recompensas y castigos y en responsabilidades y méritos. La Sharía le otorga derechos de poseer propiedades, comprar y vender. Como respeto y honor hacia la mujer, su mantenimiento económico es obligatorio para el padre o para quien tenga la tutela mientras es joven; cuando se casa, esa obligación recae sobre su esposo, aunque ella sea rica. Nunca una ley ha dado tanta dignidad y respetado tanto a la mujer como lo ha hecho el Islam ni tampoco ninguna religión. En los días gloriosos del Islam, la mujer era sabia, maestra, poeta, mujer de jurisprudencia, de cultura y de influencia. El respeto y la dignidad de la mujer empezaron a devaluarse cuando se le dijo: “libérate, progresa”. Es decir: “!Rebélate! Y si quieres ser moderna, abandona el Dín”. El poder y la fuerza pertenecen a Allah.

Siervos de Allah. ¡Tened temor de Allah! Aprovechad la oportunidad de realizar la peregrinación a la Casa de Allah.


segunda parte:

¡Musulmanes! Las últimas palabras del Discurso de la Despedida del Mensajero de Allah, que Allah le bendiga y le dé paz, fueron: "¡Hombres! Escuchad mis palabras y sed inteligentes. Yo he transmitido. Os he dejado algo que si os aferráis a ello, no os desviaréis. Aquello que si os aferráis a ello, no podréis desviaros. Son: El libro de Allah y la práctica de su Mensajero”.

El Profeta, que Allah le bendiga y le dé paz, estaba dejando a sus compañeros sus últimas recomendaciones y estaba también despidiéndose de ellos. La vida iba a continuar después de él. Él les tranquiliza de que no deben temer extraviarse mientras estén aferrados al libro de Allah y a la Sunnah de su Profeta. En ambos tenían una garantía que les iba a proteger contra toda desgracia y contra toda desviación y una cura y un remedio que podrían aplicar a todo cuanto surgiera nuevo en sus vidas.

Por esa razón, la validez de aferrarse al Dín no está restringida a una época particular. El Dín es válido en todos los tiempos y en todo lugar. Lo que hoy padecen los musulmanes de desesperación, el sentimiento de fracaso e impotencia se debe a su abandono y negligencia en el Dín. Y así seguirán hasta que retornen a su Señor con un retorno sincero y auténtico.
Cuando concluyó su discurso, llamó a la gente, la paz y las bendiciones de Allah sean con él, diciendo: “Sabed que todo musulmán es hermano del musulmán. Por consiguiente, nadie puede tomar de su hermano nada excepto lo que él le dé de buen grado. No os oprimáis. ¡Oh Allah! he transmitido: “Cuando se os pregunte acerca de mi. ¿Qué vais a decir? Las voces se alzaron a su alrededor diciendo: “Damos testimonio de que has transmitido, has cumplido y has aconsejado”. Entonces levantó su mirada y señaló al cielo con el dedo diciendo: “!Oh Allah! Da testimonio. ¡Oh Allah! Da testimonio. ¡Oh Allah! Da testimonio”.

Nosotros damos testimonio de que nuestro Profeta y Mensajero Muhammad, la paz y las bendiciones de Allah sean con él, transmitió y entregó el mensaje y aconsejó a su comunidad. Que Allah le recompense por lo que nos ha dejado con la mejor recompensa que Allah haya dado jamás a un Profeta en virtud de su comunidad. Y que Allah haga rectos nuestros estados y nuestros actos y los estados y los actos de todos los musulmanes. Y que nos cubra con Su Misericordia, Su Sutileza y Su Generosidad. Él tiene Poder sobre todas las cosas.

Y que Allah bendiga a nuestro Profeta Muhammad, a su familia y a sus compañeros.

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