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Mezquita de Granada
Imam: Sheij Muhammad Al-Kassbi


Bismillah Ar-Rahman Ar-RahimAlhamdulillah.Sabed que los dones de Allah a Sus siervos son innumerables, entre ellos se cuentan el regalo de la salud y el bienestar; y el don del tiempo, acerca del cual el Profeta, paz y bendiciones sean sobre él, dijo: “es el espacio libre o la hoja en blanco”, cuando dijo: “Hay dos bendiciones en las que resultan defraudados muchos seres humanos: la salud y el tiempo libre”. (Bujari, Tirmidhi, Ibn Majah ... etc, lo relató Ibn Abbas)
Y es propio del musulmán esforzarse en someter su salud y su bienestar a lo que a Allah le complace, e intentar emplear su tiempo y llenar sus momentos libres con actos de obediencia a Allah o recorriendo la tierra de Allah en busca del sustento lícito o en busca del conocimiento o todo lo que sea semejante que contenga beneficio y utilidad para su Din y su Dunia (su transacción con el Creador y su existencia cotidiana).
El tiempo es la vida del hombre y sus años de vida y su respiración que se sucede y cuyos alientos están contados.
Y sus esperanzas si no se definen y se limitan, le extravían. Las palpitaciones del corazón en el pecho del hombre, le hacen saber en cada instante que la vida son minutos y segundos que transcurren uno tras otro sin pausa ni paréntesis.
El tiempo es el aliento que el hombre ha de guardar y cuidar con celo. Es más precioso que cualquier otro bien o tesoro. Dijo Abdullah Ibn Masud, que Allah esté satisfecho con él: “No me he arrepentido de nada como me he lamentado de un día en el que el sol se pone, mi vida se ha acortado y mis buenas acciones no han aumentado”.
En verdad la ocupación del tiempo y llenarlo con buenas acciones y cumplimiento de las obligaciones y el paso de una tarea a otra y de una actividad a otra, aun cuando sean leves, libra al hombre de los perjuicios de la ociosidad y de la enfermedad de la desocupación.
La persona, la naturaleza humana (el nafs) como dijo el Imam Shafi’, que Allah tenga misericordia de él: “Si no la empleas en lo que es verdadero, te ocupará ella a ti en lo que es falso e inútil”.
Si los hombres ejercen el control sobre su tiempo y el tiempo de sus hijos encontrando la planificación y el orden que evita los tiempos perdidos de ociosidad y aburrimiento [especialmente en esta época del verano y sus vacaciones cuando las escuelas cierran sus puertas y cuando se abren los mercados de las pasiones ilícitas y los actos indecentes que abarcan la tierra y el mar. Y el precio es además caro, excepto la conducta decente y la dignidad que no se encuentran en esos zocos].
Si ejercieran control y planificaran bien sus tiempos, se librarían de muchas indecencias y corrupciones y de perjuicios de gran magnitud. Los jóvenes si se juntan con dinero y tiempo libre acaban cayendo en lo que no es encomiable y lo que no tiene buen fín, excepto aquellos con los que Allah tenga Misericordia, y suelen ser pocos.
Los sentimientos de temor y de incomodidad de los que se quejan mucha gente en esta época, no son sino resultados de la ociosidad física, mental y psicológica. Y la acumulación de preocupaciones imaginarias que no tienen justificación real. Y las peores y más perjudiciales de estas preocupaciones son las que alejan al musulmán de la oración del Yumuah y de las oraciones en congregación. Y que le llevan a abandonar lo que es obligatorio y a caer en lo que es ilícito. Y a que le sobrevengan y se apoderen de él sentimientos de angustia y tristeza y peligros que no tienen más realidad que su propia imaginación. Y los que le hacen tener una visión pesimista de la vida y marginarse del flujo natural de la vida sin razón ni causa justificada.
Miedo, ansiedad, enfado, y la obsesión con los demás o con a idea que uno tiene de si mismo y otras muchas imaginaciones, todas estas vivencias en el interior de la mente y la conciencia no se apoderan del hombre más que cuando está desocupado y ocioso.
El cumplimiento de las obligaciones de la Sharia, respetando sus momentos y sus magnitudes, sus proporciones exactas, son una prevención y una protección contra esas vivencias internas.
Los actos de adoración y los límites de la conducta y el comportamiento del Islam se refieren a la lucha y el esfuerzo, la lucha contra las tendencias e inclinaciones humanas (el nafs).
Las cinco oraciones en su orden y a su tiempo y las otras formas de adoración con sus obligaciones y sus aspectos voluntarios, del cuerpo y de la riqueza y las invocaciones de la mañana y de la tarde, en pie, sentados y recostados sobre el lecho y los oficios, trabajos y ocupaciones, el cumplir con los derechos del cercano y del lejano, todas estas cosas representan lucha y esfuerzo que acaban empleando toda la vida del ser humano, instante tras instante, y que no dejan ninguna fisura para el olvido, el descuido y la ociosidad.
Si los miembros de otras comunidades y sectas encuentran tiempos de ocio y diversión, los musulmanes no son gente que acepte el tiempo de ocio con esas características si saben y actúan conforme a las palabras de Allah: “¿Acaso pensaís que os hemos creado por diversión y que no retornareis a Nosotros?” (Surat al Muminun)
La vida del musulmán es toda ella acción con empeño y seriedad y obras con propósito y objetivo. Incluso cuando el musulmán disfruta de las cosas buenas que Allah le da como regalo, estas se convierten en auténtica adoración y servicio, por los cuales gana recompensa.
Y es doloroso y penoso ver a un musulmán que desperdicia su tiempo en juego, entretenimientos inútiles y conversaciones banales. Y esto es peor aun y más triste cuando se trata de personas de edad con el pretexto de pasar el tiempo y entretenerse y “matar el tiempo”.
¿Y porque matar el tiempo? ¿Acaso te ha hecho mal para querer matarlo?¿Por qué no llenarlo con el recuerdo de Allah y servicio en lugar del juego y el pasatiempo?¿Por qué fijó con precisión Allah las obligaciones de la Sharia?¿Y por qué sin embargo ordenó que Se Le recuerde y se le invoque en todo momento y toda situación? Si no es para que el creyente esté siempre en comunicación con Su Señor, protegido y a salvo de la parálisis y la inutilidad, la ansiedad y las oscilaciones del estado interior.
Una de las cosas que ahuyentan la ansiedad es no inspeccionar ni ocuparse con lo que Allah les ha dado a otros y estar satisfecho, conforme y agradecido con lo que Allah le ha dado a uno.
La desgracia más grande es que un hombre sea inconsciente de lo que Allah le ha concedido y que no sea capaz de apreciar y reflexionar sobre lo que tiene a su mano, y se ocupe en observar y en contabilizar lo que los demás tienen y que se dedique a pensar en lo que él no tiene.Es expresión de ignorancia y causa de enfermedad el querer adoptar la identidad o la personalidad de otros y ambicionar todo lo que Allah le ha dado a otros hasta llegar quizas al punto de la envidia.Se ha dicho que: “Querer lo que tienen otros es perder lo que tienes tú”. Por eso en nuestro Din Hanif está prohibido imitar a los kuffar (los que no quieren creer) y a los mushrikin (los que adoran ídolos y falsos dioses) y que las mujeres adopten apariencia de los hombres y los hombres apariencia de mujeres.El ser humano tiene que esforzarse en emprender la senda que le complace a Allah y estar satisfecho con lo que Allah le ha dado en posición y debe saber que él es el beneficiario de regalos y favores que sólo él tiene.Otra cosa que también aleja del hombre la ansiedad y la inestabilidad interior es considerar, en lo que se refiere a los asuntos de este mundo a los que están por debajo de ti. Eso te hace comprender las muchas bendiciones que Allah te ha concedido, y te hace disipar ilusiones de pesar y susurros de negatividad.Dijo el Mensajero de Allah, paz y bendiciones de Allah sean sobre él: “Mirad a quienes están por debajo de vosotros y no mireis a quienes están por encima. De este modo estareis seguros de no despreciar los dones que Allah os ha dado”. (Muslim, Tirmidhi, Ahmed, Ibn Hambal, narrado por Abu Hurairah)Otra cosa que tambien disipa las preocupaciones y la ansiedad es tener buena opinión de los demás y estar ocupado con el agradecimiento y con el recuerdo de Allah. Y mirar a la vida con equilibrio y abrir los horizontes de la esperanza y tener expectativas de la apertura y el éxito y ocuparse con lo que beneficia y es útil a los demás y en hacer el bien al prójimo. Y reflexionar acerca de la vida próxima dejando por un momento las preocupaciones de esta vida, y pedir muchas veces perdón a Allah y proponerse volver hacia Allah cada vez que uno olvida o yerra. Y no consentirse a uno mismo entrar en crisis y rupturas traumáticas por razones sin peso, pues son señales de estas enfermedades cuando ves a un hombre que hace asuntos nímios, como la cantidad de sal que hay en su comida, motivos de disgusto y causas de tragedia y a la mujer que se disgusta y se encoleriza por aspectos insignificantes de la vida cotidiana, que no merecen disgusto. Y estas no son conductas ni carácter que el Din encomienda o aconseja. Si comparamos esta manera de ser con lo que nos relatan los hombres de la primera comunidad como Anas Ibn Malik, que Allah esté complacido con él, que decía: “Fui el sirviente del Profeta, paz y bendiciones de Allah sobre él, durante diez años y nunca me dijo: “uff”. Y no me reprochó nunca nada, ni me preguntó: ¿Por qué has hecho eso? Ni por ninguna cosa que dejé de hacer: ¿Por qué no la hiciste?”.(Hadiz narrado por todos los Sahih)Si comparamos la conducta irritable y puntillosa de la gente que no tiene estabilidad interior con esta conducta de la vida del Profeta hallamos una enorme diferencia.Si el hombre adopta lo que hemos citado encontrará un remedio que le curará de la ansiedad y una recuperación de lo que le aflije.
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Si Allah ha decretado que nuestra existencia en esta vida ha de perecer y ha establecido que el descendiente de Adam, cada uno tenga su porción de penalidades y dificultades, y también que alcance la felicidad o la desgracia, esto indica que la Sharia se ocupa de la ansiedad y la tristeza y las consecuencias que estas tienen en el hombre: la angustia, la estrechez, la cólera y la inestabilidad interior e indica también que el hombre ha de sufrir expansión y también constricción.Sin embargo, el signo de todo cuanto la Sharia establece es que el miedo, el sentimiento de arrepentimiento y la preocupación en el creyente deben tener un objetivo y un fín.El miedo debe ser únicamente de Allah, y el temor auténtico a Su castigo y Su justicia. “No les temais y temedme a Mi si sois creyentes”. (Ali Imran)Y al enojo le suceden el contentamiento y el perdón. “Y cuando se enojan perdonan”. (Surat Al Shura)Y no tiene lugar estar apenado o atormentado por lo que ha ocurrido en el pasado ni excederse en el regocijo por lo que uno ha recibido. Las preocupaciones deben restringirse y no debe el creyente permitir que se multipliquen.En el hadiz dice: “Quién hace de todas sus preocupaciones una sola, la preocupación por su destino en la próxima vida, Allah le hará que se satisfagan todas sus otras preocupaciones. Y quién deja que sus preocupaciones se ramifiquen, a Allah no le importa en que valle de este mundo acabará aniquilado”.El dua (la súplica) es motivo también de apartar la ansiedad y la angustia.El Profeta, Allah le bendiga y le de paz, vió a un hombre en la mezquita fuera del tiempo de la oración aplastado por las deudas, agobiado por las preocupaciones y le enseñó –que Allah le bendiga y le de paz- que dijera al levantarse por la mañana y al llegar la noche:“Allahumma inni a’udhu bika minhal Hammi wal hazani, wa a’udhu bika minal ‘azli wal kasali wa a’udhu bika minal yubni wal bujli, wa a’udhu bika mi ghalabati addain wa qahri ar-riyal”.“Oh Allah, busco refugio en Ti contra la ansiedad y la tristeza, y busco refugio en Ti contra la impotencia y contra la pereza y busco refugio en Ti contra la opresión de la deuda y contra la dominación de los hombres”.Dijo Abu Umamah el hombre que estaba en la mezquita: “Hice como me dijo y Allah apartó de mi las preocupaciones y me libró de las deudas”.Y que Allah bendiga a nuestro guía y maestro Muhammad y a su familia pura y a sus nobles compañeros.

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